| Es una noche malvada, mil caballos galopan por la espuma de mis ojos, otra vez, y mis soplados barcos fantasmas son un querer sin acercarse un deseo de nadarlo todo. Y tú, acercas tus dedos a las palmas tus rodillas al pecho y sin tocarme, te duermes. - El minutero marca, otra vez, surcos de sequía en mi piel. |
3 comentaris:
Hace minutos, que mi piel está muda, ya, al afecto. Insensible casi para no echarlo de menos. Pero mi piel no logra engañarme: Lo echo de muenos, y mucho.
Salud.
Hay que dar cuerda al minutero de la piel para que se empape de su tacto, mover las agujas si estas se paran, no existen pilas que muevan al que duerme sin querer despertar.
Como no es tiempo de dispendios, te traigo un regalo sencillo, mi poema, mi voz y mi falda. Pincha en : te regalaré mi falda.
FELICES FIESTAS
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