dilluns, de març 15, 2010

La reina de Asiria

Imágen de Pat Andrea

Cuentan como la reina de Asiria

-proteica en sus caprichos

soñó ir en mar de París a París.

Su pueblo

-antiguo como el brillo de la luna

se reencarno en súbditos con grandes falos.

Bajo un sacrificio de saliva y de alma

invocaron el libido de la bóveda celeste;

tembló el universo.

La tierra se sumió en silencio.

De golpe, un gran coño se coronó cielo:

la Cite tuvo un mar espumoso;

se olia el sexo en cada rincón,

el vino pintaba sus costas

el sumiso procreaba la beauté

y la reina acaudillaba las nucas...

Un día cualquiera

la soberana murió bajo una tarde de oleaje.

París quedó seco

el coño celeste pereció;

los falos sin luz no crecían

y los súbditos olvidaron su sexo.

***

Hoy mis córneas se han abierto

como bocas hambrientas

y has besado un recuerdo tímido

-de un mar inmortal

a orillas del Sena.


* en memoria, sin permiso, y en palabras

de un conocido "felador" de versos.


3 comentaris:

pepa mas gisbert ha dit...

Tendrás que explicarme en que París vives (sonrío).

Un abrazo

maria ha dit...

M'encanta tot este excés...

besots!

Raúl ha dit...

Paris te está volviendo loco, chaval. Lo entiendo.