
Los días aquí son ásperos,
son botellas vacías
melladas por el borde.
Los labios que se acercan
se rompen en silencios secos.
Pero la caridad de caminar,
de ser vidente y profeta
en tierras húmedas,
libera gotas añil de las heridas
y botellines rosas de aluminio.
El dolor aquí
se convierte en arte.
son botellas vacías
melladas por el borde.
Los labios que se acercan
se rompen en silencios secos.
Pero la caridad de caminar,
de ser vidente y profeta
en tierras húmedas,
libera gotas añil de las heridas
y botellines rosas de aluminio.
El dolor aquí
se convierte en arte.
Imágen tomada del blog Paraíso Artificial